La mortalidad por infarto en Argentina aumentó un 40% desde el inicio de la cuarentena hasta el mes de septiembre. Si bien esta situación fue dramática en los primeros meses y poco a poco comenzó a normalizarse, son cifras alarmantes y debemos hacer todo aquello que esté a nuestro alcance para revertirlas.

Sin dejar de mantener todos los cuidados necesarios para evitar el contagio del COVID-19, es primordial que la pandemia no le impida a la gente la realización de los tratamientos y controles necesarios en aquellas enfermedades crónicas que requieren de un seguimiento periódico.

Enfrentamos cuadros muy graves cardiovasculares que se producen porque los pacientes llegan tarde a la consulta aguardando a que se revirtieran sus síntomas, generalmente por temor al contagio por el coronavirus. Sin embargo, el infarto no atendido tiene un 50% de mortalidad; mientras que la mortalidad global causada por COVID-19 en quienes llegan a infectarse es de un 2.5%

Cuanto antes llegue el individuo a la guardia médica, más rápido recibirá atención y, en el caso de ser necesario será sometido a un procedimiento de desobstrucción de la arteria tapada mediante una angioplastia coronaria, que es la intervención por excelencia para los cuadros de infarto. Cuanto antes se actúe, mayor será el porcentaje de éxito y menor la afectación cardíaca disminuyendo las complicaciones fatales.

Es importante recordar que quien tiene dolor en el pecho puede estar sufriendo un infarto y debe consultar lo antes posible a emergencias para ser derivado a un centro que cuente con Hemodinamia.

En la Clínica de la Ribera hemos incorporado un Equipo de Hemodinamia de última generación junto a un grupo de profesionales especialistas médicos de reconocida trayectoria para la atención de patologías cardiológicas, vasculares periféricas  y de neuroradiología; tanto programadas como de urgencia.

 

Compartimos una serie de recomendaciones para tener en cuenta en esta etapa de la pandemia, en la que poco a poco van flexibilizándose en todas las regiones las restricciones; lo que le permitirá a la gente comenzar a realizar algunas actividades saludables y atender ciertos consejos:

1) Visita al médico: La primera y más importante recomendación es visitar a tu médico de confianza. Él sabrá qué estudios solicitar, y te dará las pautas para conservar tu salud cardiovascular. Los hospitales, consultorios y centros médicos cumplen con exhaustivos protocolos de cuidado para minimizar los riesgos de contagio por COVID, lo que los hace lugares seguros para la atención de quienes lo necesitan.

2) Alimentación saludable: La gran mayoría de las personas ha subido de peso durante la cuarentena. El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para desarrollar un sinnúmero de enfermedades, entre las que se encuentran las cardiovasculares. Por otro lado, la época estival suele crear un mejor escenario para el consumo de frutas y verduras, y una ingesta abundante de líquidos; lo que representa una oportunidad para optar por una alimentación más saludable. Tratá de evitar porciones desproporcionadas y alimentos ricos en grasas y en sal; procurando no agregarle sal a las comidas.

3) Cese de tabaquismo: El cigarrillo contribuye al desarrollo de numerosas enfermedades, entre ellas las cardiovasculares. Siempre es un buen momento para la dejar de fumar. ¡No dudes en solicitar asistencia profesional calificada para ayudarte en este propósito!

4) Retomar la actividad física: El nuevo estilo de trabajo con un alto componente de aislamiento y virtualidad nos ha confinado en nuestros hogares, y pasamos gran parte del día sentados sin siquiera hacer el ejercicio mínimo de trasladarnos a nuestros lugares de trabajo. En la medida de tus posibilidades, te recomendamos retomar la actividad física, por mínima y espaciada que pueda ser. Escalonadamente, tratá de volver a tu ritmo pre-pandemia.

5) Atención a los síntomas: Debés estar atento/a a síntomas que puedan estar indicando la presentación de un episodio cardiovascular como infarto o accidente cerebrovascular. Entre otros, el infarto se puede manifestar con dolor en el pecho, brazo o mandíbula, dificultad repentina para respirar y desmayos; y el ACV con confusión, problemas para hablar o comprender, dificultad visual, dolor de cabeza intenso sin causa conocida, entumecimiento en la cara, brazo o pierna, especialmente si es de un solo lado. Ante la aparición de los síntomas, no esperes a que puedan llegar a revertirse: pedí ayuda de forma inmediata a un sistema de emergencias.

6) Manejo del estrés: Las situaciones de confinamiento nos obligaron a rearmar nuestros esquemas habituales, tanto laborales, como familiares y sociales; incluso en muchos casos con una afectación económica importante. Esta alteración sin duda nos provoca un mayor nivel de estrés, comprometiendo nuestro humor, estado de ánimo y nos puede poner algo irascibles e intolerantes. Está demostrado que el estrés es un importante factor de riesgo y un verdadero desencadenante de episodios cardiovasculares; por lo que sugerimos tratar de controlar tu estrés: si es necesario, solicitá asistencia psicológica.

7) Lavado de manos: Por más obvia que parezca esta recomendación a varios meses de iniciada la pandemia de COVID-19, el lavado de manos constituye la forma más sencilla, económica e importante para prevenir el contagio. Debe hacerse luego de sonarse la nariz, toser o estornudar; después de haber estado en contacto con superficies expuestas a terceros como espacios públicos, transportes y productos de los mercados; antes y después de comer o de ir al baño; y antes y después de estar en contacto con una persona enferma. El lavado debe durar entre 40 y 60 segundos, con abundante agua y jabón, abarcar toda la superficie de las manos (dorso, espacio entre los dedos y debajo de las uñas) y luego secarse con un paño limpio o una toalla de un solo uso.

8) Uso de tapa boca: El tapabocas nos protege a nosotros y a los demás de una posible transmisión de COVID-19 a través de las micro gotas respiratorias que se expulsan al hablar, toser o estornudar. Debe cubrir por completo boca y nariz, estar asegurado con lazos o elásticos para las orejas, poseer varias capas de tela (al menos 2) y que a su vez permita respirar sin dificultad. Usá y exigí el uso del tapaboca en toda situación de exposición comunitaria.

9) Distanciamiento Social: Consiste en mantener una distancia segura (de al menos 2 metros) con respecto a personas no convivientes. Se recomienda desalentar los encuentros sociales, pero de existir una reunión, que las interacciones se desarrollen al aire libre o en espacios bien ventilados, con tapabocas y máscaras faciales; y que no se extiendan en el tiempo más allá de lo estrictamente necesario. Debemos aprender a convivir con el virus tomando todos los recaudos mencionados hasta que llegue la esperada inmunización poblacional.

 

La mayoría de estas recomendaciones se refieren a conductas que dependen de nosotros mismos: ya sea relacionadas con la alimentación, la vida activa, el consumo de alcohol o tabaco, los cuidados para evitar el contagio, o hasta la visita al médico para atender tu salud. El cambio de conductas no es sencillo, pero requiere de una actitud y un compromiso personal para que la pandemia y el confinamiento no afecten nuestra salud cardiovascular y nuestro bienestar general.

Las enfermedades cardiovasculares en su conjunto producen anualmente en la Argentina casi 100 mil muertes, lo que equivale a una cantidad promedio de 262 fallecimientos diarios. Por otro lado, se estima que entre abril y octubre de este año podrían producirse hasta 10.500 nuevos casos prevenibles de enfermedad cardiovascular, y entre 6 mil y 9 mil muertes evitables. Las enfermedades cardiovasculares constituyen la principal causa de muerte en nuestro país, pero -sin lugar a dudas- modificando conductas y tomando algunas medidas de control específicas, se puede hacer mucho para reducir su incidencia.